Aracelys Avilés Suárez
Fotos: JPabloDebo admitir que no me llevo muy bien con los animales, casi nunca los entiendo. Si además de eso tienen nombres tan extraños y divertidos como antílope nilga o wapití, la desconfianza es mucho mayor. Aún así disfruté la visita a la finca Los exóticos del Parque Nacional La Mensura, en Pinares de Mayarí, donde en un área de 422 ha., nacen, habitan y mueren, cuatro especies de animales nada usuales a la vista de un cubano.
El safari comienza. Se pierde la vista en el paisaje hasta que descubrimos la primera manada. “Estos se llaman gamos o damas damas. Son originarios del sur de Europa” explica Norge Torres Díaz, jefe de Unidad Zonal de Conservación del Parque Nacional La Mensura. El gamo pertenece a la familia de los cérvidos; su pelaje de colorido variable, es más oscuro en invierno; y su cola es muy larga en comparación con la de otros de su especie.
Según las investigaciones, el gamo evolucionó a partir de un ciervo enorme con las astas palmeadas como las suyas, que existió en épocas prehistóricas. Vivía en tierras de Irlanda, Inglaterra, el norte y centro de Europa y el oeste de Asia. Fue contemporáneo con los primeros seres humanos y se extinguió hace 11 mil años.
En un claro encontramos a las gacelas de las praderas africanas que se dispersan ante el ruido del auto. Aún así, se les puede mirar de cerca si la fotografía está de por medio. Quedan inmóviles en el lente de la cámara, como si en un recuadro se pudiera detener el tiempo. Muy lejos de nosotros siguen corriendo. También se espanta el antílope nilga, aunque su área está restringida a unos cuantos metros a la redonda. El nilga se está introduciendo ahora, vino desde las lejanas tierras hindúes, y aún se acostumbra al entorno de Pinares.
La Finca Los exóticos tiene como misión fundamental el desarrollo y conservación de estas especies. En otra área hay varias cabañas habilitadas para el alojamiento, no solo del turismo internacional, sino también para las personas que visiten la entidad en los meses de verano. Un restaurante al aire libre, un mirador y una piscina natural distinguen, además, el lugar.
Comenta Norge que el wapití es el animal más renombrado por aquí. En 1988 se introdujeron las primeras especies. Es endémico de Canadá, y en Cuba solo existe un ejemplar en el Zoológico Nacional y 12 en esta Finca.
Es un mamífero muy singular. Un macho adulto puede medir hasta 1,5 m a la altura de la cruz, pesar unos 340 kilogramos, y tener astas de 1,2 m de largo.
Al igual que el gamo, muda la cornamenta en marzo, se reproduce en junio y presenta celo en octubre. Explica Norge que en ese mes suele fajarle a quien se le acerque, de ahí su mala fama. Pero en realidad el wapití es un animal manso, acostumbrado a vivir en solitario o en grupos pequeños, sobre todo los machos que sólo se unen a los rebaños de hembras, jóvenes y crías durante la época de celo.
El cuidado de estos animales exige sacrificio, sobre todo porque estos ejemplares habitan en semicautiverio, y son muy esquivos al contacto humano. La paciencia es un don para quien se dedica a esta tarea. Llamar, brindar comida, esperar a que se aproxime, es un ritual indispensable si se quiere lograr algún acercamiento.
El número de ejemplares fluctúa. Según Norge hubo una etapa en la que en tres años, lograron un incremento de 134 animales de todas las especies. En este lugar no se permite la caza, cuando el número de prototipos excede el debido, se envían a otro sitio. La conservación del ecosistema es otra labor de envergadura, a ella se dedican 68 obreros. Además se ejecutan 13 proyectos con ese mismo objetivo.
La calma reina en la Finca, aunque en sus adentros un pedazo de cada continente recorre los parajes de la meseta de Pinares. Los Exóticos están ahí, en otra la geografía que les ha tocado por morada.