Durante la clase que el profesor Valiente dio a los presentes, las muchachas de “Solistas de
Uno de los dos dijo que los músicos deben crear una nueva percepción auditiva, para escuchar el conjunto, sin dejar de escucharse a sí mismos y que mientras más pequeño sea el grupo, se notan más los errores de los músicos, porque todo está más al desnudo, es como caminar por una cuerda floja.
Una integrante de
Comentó que en el barroco solo se escribían partituras para mano izquierda, porque lo que hiciera la mano derecha quedaba a la libre inspiración del momento. Alguien escribió los movimientos para la mano derecha, pero por supuesto no son originales. La concertista aconsejó a los músicos presentes que se sintieran libres de ejecutar con la mano derecha, no lo que estuviera escrito en las partituras, sino lo que quisieran expresar.
Quedó claro que uno siempre tiene que saber en qué estilo está tocando…
El magisterio de Frank Fernández
La clase magistral de Frank Fernández comenzó a las 2 de la tarde aproximadamente, y culminó, la primera, casi a las 3 y media. Digo la primera porque fueron dos, pero solo asistí a la que tuvo como alumna a Aimé, estudiante del Conservatorio. Ella había escogido para la ocasión el Estudio No. 5 de Chopin.
Fernández comenzó explicando que hasta Chopin, casi toda la música que se hacía era desde las teclas blancas y que este músico “se encarama” como el mismo dijera, hacia las negras. Este estudio lo hizo, justamente, para ejercitar a sus alumnos en el uso de las teclas negras. ¡Qué bien!
Aimé comenzó tocando la pieza en su totalidad y luego el Maestro inició con sus apreciaciones. Lo primero fue que debía tocar con las yemas de los dedos y no con las puntas, para lograr mayor espacio en el contacto con las finas teclas negras, y una mayor estabilidad. Costó a la estudiante desprenderse de su viejo hábito y el Maestro debió inquirirla muchas veces.
Mientras enseñaba, Fernández dijo algunas máximas como: “el arte mientras más natural sea, es más grande” y también consejos como: “El desarrollo de la técnica no puede ser coreográfica, tiene que ser natural, tiene que salir de adentro. Cuando veas a alguien con gestos extraños, exagerados, esa persona no tiene talento”.
Hubo un momento en que la alumna olvidaba una nota, y el Maestro le preguntó cuál era el dedo que no estaba poniendo, ella aseguró uno, pero era otro. Él dijo que esas cosas ocurrían cuando los dedos iban más rápido que el cerebro, e hizo una explicación que ahora no recuerdo muy bien.
Sí recuerdo que en otro momento y referido a otro error de la alumna citó a Schumann o Schubert (no oí bien): “Estudiar las escalas y los arpegios es útil, pero hacerlo en demasía embrutece” y puso un ejemplo con la escala del “do”, que en las escuelas lo enseñan de una manera y por ejemplo en
Recomendó los Estudios de Chopin, quien revolucionó el piano en todas sus aristas. Fue muy contradictorio, allí puso ejemplos, que no podría explicar ahora, pero quedó muy claro que el gran arte se aleja de los conceptos más tradicionales.
Tomamos cinco minutos, y luego vendría otra alumna, pero tuve que irme porque ya era tarde.
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