¿Cuáles son las preguntas clásicas que hacemos al conocer a alguien, después del nombre, edad y ocupación? Pues qué música oye, si le gusta el cine, el baile, qué lugares visita. De ahí se pueden deducir algunas características: si es una persona sensible, cuál es su sentido del humor, si es extrovertida, tímida, frívola, optimista, si ha alcanzado un alto grado de instrucción, inteligencia, madurez.
Tal vez no seamos conscientes de ello, pero casi podemos definir qué tipo de persona tenemos en frente por el modo en que prefiere recrearse, aún más, podemos definir qué tipo de vida lleva, qué expectativas tiene, cuán realizada o frustrada se siente en su medio laboral, en dependencia de la necesidad de recreación que tenga o del tiempo que dedique a ese tipo de actividad.
Por lo general, las personas no meditan sobre este asunto, van creciendo con un patrón y se recrean según se les ocurra, o de acuerdo a las oportunidades que tengan.
Sin embargo, este es un tema al que deberíamos prestar mayor atención. Para un sector poblacional el tiempo libre, que es el asumido como recreativo, es el momento de la realización, desplazan sus mayores esfuerzos en pos de hallar una mejor manera de recrearse, lo cual no traería fatales consecuencias si cada cual asumiera ese tiempo ocioso como un espacio creativo, provechoso para sí mismo o para los demás. Veamos cómo está el panorama en Holguín respecto al tema:
Sana recreación
Algunas entrevistas y una encuesta realizada a jóvenes y adolescentes de la ciudad de Holguín han demostrado que, a pesar de lo que se ha hecho, las medidas tomadas no han sido lo suficientemente efectivas, pues aún persisten viejos estereotipos como el de que recreación es solo “fiesta y pachanga”.
Ese fue el criterio de Héctor, un joven de 21 años. Bien valdría la pena saber qué lo ha llevado a tener esa opinión. Asegura que él también ha visto los spots televisivos que con cierta frecuencia promueven una recreación sana, pero quizás ni él mismo sepa con claridad lo qué es eso.
De hecho, el 98 por ciento de los jóvenes entrevistados y encuestados limitó este concepto a la no ingestión de bebidas alcohólicas, lo cual no es errado, pero se queda a mitad de camino. Se hace referencia solo a la salud ¿Y el espíritu? ¿Puede considerarse recreación sana oír mala música, leer un mal libro o ver una mala película? “No, si lo hacemos desde una posición reflexiva. En ese caso, nos estamos enriqueciendo. Claro, después de eso hay que escalar niveles superiores”, ha apuntado la psicóloga Grethel Selva.
Según la especialista, “la recreación sana comporta un cambio de actividad, pero no cualquiera, es el espacio en que se disminuye el nivel de estrés, se liberan energías, pero a la vez se crece como persona”.
Los resultados han reafirmado, además, que el concepto de recreación sana aún sigue siendo ajeno a adolescentes y jóvenes. Es el caso de Lizandra, de 19 años quien tiene entre sus opciones predilectas ir al parque. Luego de indagar si practicaba la recreación sana, dijo que sí y, enumeró: leer y ver la TV, pero esas no las había mencionado cuando le preguntamos por sus actividades favoritas. Esa fue la tendencia en más del 80 porciento de los casos.
Tal vez lo que le ha faltado a la hora de enunciar el concepto, a esas campañas promocionales y a otras instancias también involucradas, es lograr una mayor profundización, ir más allá de la frase hueca y construir mensajes que no rayen en lo superficial y que proponga nuevas aristas.
En cuanto a las ofertas
Como ha recalcado el Dr. Alejandro Torres de la universidad de Holguín, la recreación tiene una dimensión individual, pero también otra social, por lo que es necesaria una infraestructura.
En esto se ha trabajado, pero según su criterio aún se improvisa mucho a la hora de concebir espacios de recreación sana. “Es muy común que las instituciones que pueden ofrecer esas opciones recreativas, no tengan un conocimiento de la demanda de cada comunidad. Tienen una concepción estandarizada. Una oferta implica estudios de perfiles socioculturales”, ha asegurado el sociólogo.
Es necesario investigar, pero aquí tampoco podemos pecar de superficiales. ¿Qué habría de educativo en conocer la demanda y luego satisfacerla si prevalecen estereotipos como los mencionados anteriormente? Para lograr una verdadera transformación hay que partir de las causas por las que una comunidad y sus pobladores prefieren recrearse de una manera y no de otra, lo cual podría estar determinado por la tradición, la familia u otro contexto en el que se haya formado la persona.
Lisell Fontello, psicóloga especialista de Radio Bayamo, reconoce que esa insistencia por restringir la recreación a la música, la playa, se debe a patrones de idiosincrasia del cubano, formados a lo largo de siglos, vinculados a su latinidad, musicalidad y contexto geográfico.
En un reportaje de Juventud Rebelde aseguró: “Cada núcleo familiar tiene diferencias, pero la inclinación a este tipo de actividades en el tiempo libre nace de una educación general recibida en la casa y ensanchada en el medio social”.
Como se ha visto, modificar las causas por las que un grupo de personas elige un modo de recreación, requiere de un tiempo prudente, de planificación, de asesoría especializada. Es por ello que las políticas deben implicar a un mayor número de instituciones, no solo a las que ofrecen o diseñan las ofertas, sino a las que pueden funcionar como instrumento investigativo, un ejemplo de ello es la universidad.
Buscar la mejor fórmula
Al margen de las obligaciones del trabajo, las complicaciones hogareñas, o situaciones de cualquier índole, el ser humano siempre necesitará un espacio en el que sea él quien escoja la actividad que quiere realizar. Ahora, que elija irse a un parque a tomar ron o por el contrario prefiera reunirse con sus amigos e ir al teatro dependerá de muchos factores.
No se trata de quitar la bebida en una fiesta, o decir que la recreación sana es lo mejor. No podemos contentarnos con diversificar ofertas y aumentar cifras. La solución a la problemática no está escrita y tampoco es la misma para todos, cada uno necesita una fórmula diferente, en dependencia de quien sea cada uno.
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